Érase una vez un pequeño reino, gobernado por unos reyes
jóvenes muy queridos: la reina Luz y el rey Benjamín.
Su único deseo era el de poder tener un descendiente
masculino.
Todos los habitantes del reino esperaban impacientes que
llegara ese gran día.
El tiempo pasaba y Luz y Benjamín iban perdiendo la
esperanza, hasta que un día, finalmente la reina dio la gran noticia a todo el
reino.
Nueve meses después llegó al mundo una niña, no era el varón
que esperaban los reyes, pero nada más mirarla a los ojos, unos ojos del color
del mar, quedaron prendados de ella para siempre.
En ese preciso instante juraron protegerla y anteponerla a
todo y a todos.
La pequeña y preciosísima princesa, recibió el nombre de
Nora.
Los años fueron pasando y Nora crecía feliz junto a sus
padres, ella era una chica alegre y inquieta, que no se conformaba con quedarse
dentro de las lujosas paredes del castillo, cualidad que admiraban sus padres.
El día de su decimosexto cumpleaños, sus padres organizaron
una gran fiesta a la que acudieron personajes de todo tipo, desde el campesino más
humilde, hasta la realeza de los reinos vecinos.
Esa noche Nora recibió muchísimos regalos, preciosísimas joyas,
cuadros, obras de arte, un abrigo forjado con numerosos tipos de pieles e incluso
un precioso caballo al que llamó Nervión.
Pero el regalo más preciado para la princesa, fue el que
recibió por parte de sus padres.
El rey Benjamín y la reina Luz, obsequiaron a la princesa
con una preciosa cajita de madera, tallada con sus nombres, dentro de esta
cajita había una delicada cadena con tres colgantes: un pequeño corazón que
simbolizaba el amor incondicional hacia su hija, una medalla en forma de trébol de cuatro hojas, para que la
suerte y la fortuna acompañaran a su preciosa hija durante toda la vida y
finalmente un tercer colgante, este último era muy importante para la historia
de la familia, ya que era un anillo que había pasado de generación en
generación.
Los años pasaban y Nora se estaba convirtiendo en una
preciosa e inteligente futura reina, pero los consejeros del reino estaban
preocupados por la falta de interés que mostraba hacia sus pretendientes.
Los reyes, muy comprensivos siempre con su hija, la hicieron
saber que si ella verdaderamente quería casarse debería hacerlo por amor, con
ellos años atrás.
Pensando en ella la dejaron marchar para que explorara
nuevos reinos y conociera nuevos mundos.
Nora partió a lomos de su caballo Nervión y arropada con su
impresionante abrigo de toda clase de pieles.
Tras varios días de travesía, la princesa llegó a un
precioso bosque, se bajó de su caballo y se puso a buscar flores y animalitos. La
noche se le echó encima, y Nora desorientada con la oscuridad decidió
resguardarse bajo su abrigo encima de un árbol, para pasar la noche.
A la mañana siguiente Nora fue en busca de comida para
saciar su apetito, mientras buscaba se encontró con Rafael un joven e
inteligente príncipe de un reino vecino.
Estuvieron varios días viviendo ene le bosque, hasta que
decidieron volver, durante el largo viaje de vuelta Rafael y Nora se enamoraron
profundamente.
A su llegada los reyes Luz y Benjamín estaban tan entusiasmados
al ver regresar a su amada hija sana y salva que no se percataron de que iba
acompañada de un apuesto y gentil caballero.
Cuando la princesa les contó a sus padres la gran noticia de
su casamiento con Rafael, estos rebosaban felicidad, tal era esa euforia que
mandaron confeccionar un impresionante vestido para la gran ocasión, hecho con
los mejores tejidos y brillantes hilos de oro, el vestido debía de ser tan
brillante como las estrellas.
El gran día llegó y Nora se veía preciosa con su elegante
vestido y su preciada cadena y anillo.
Finalmente Rafael y Nora se casaron y con el tiempo
concedieron a los reyes un precioso y travieso nieto
En la adaptación que he realizado para niños de 5-6 años, he
mantenido elementos como la cajita con la cadena, el abrigo de pieles y uno de
los vestidos, aunque estos elementos lleguen hasta la princesa de un modo diferente
al de la historia original. El personaje de la princesa sigue mostrando un carácter
fuerte y aventurero, asimismo los personajes reciben un nombre, lo que les
ayuda a identificarse con ellos y seguir con una mayor facilidad la trama.
También he eliminado la muerte de la madre y el incesto,
temas que considero demasiado duros para tratar a estas edades.
He elegido esta franja de edad ya que la temática se engloba dentro de los
personajes y cuentos fantásticos de hadas, reino y princesas, temas que les
llaman la atención en esta etapa.
Aunque les motiva e interesa más la trayectoria que el desenlace, el final
de mi relato es un final feliz
La trama es larga y a esta edad la capacidad de atención aumenta
notablemente, sobre los 5 o 6 años el niño ya es capaz de comprender una
secuencia de hechos.
Respecto al lenguaje expresivo y comprensivo, el vocabulario del niño es
cada vez más rico y elaborado, comprende la mayor parte de las cosas y es capaz
de hilvanar diferentes acciones complejas.
Tiene el mismo problema, Laura, la heroína tiene que enamorar al príncipe jugando con su doble identidad y su astucia. Si no es así, el cuento es otro.
ResponderEliminarLa he vuelto a subir otra vez modificada
EliminarMuchas gracias!